“La desinformación es un problema de la sociedad. En la actualidad, nos encontramos ante una sobrexposición constante a datos que, en muchas ocasiones, acaba siendo perjudicial para nuestros intereses al provocar que realmente no estemos informados. Nos afecta en nuestra vida personal y profesional, en nuestros conocimientos sobre los hechos que acontecen a nuestro alrededor y en las actividades empresariales que realizamos a diario, más aún en sectores como el farmacéutico. Poca información es mala y mucha puede ser incluso peor al conducir a que estemos sometidos a miles de datos insignificantes mientras se generan dificultades para localizar otros que pueden ser claves para el desarrollo de nuestro trabajo. Por ello es necesario procesar correctamente la información y discernir la prioritaria”.