La pandemia obligó a las empresas farmacéuticas a repensar y adaptar las cadenas de suministro, los ensayos clínicos, el proceso de fabricación y hasta la relación con los profesionales de la salud. La comunicación “cara a cara” con los médicos se había confiado desde siempre a la fuerza de ventas tradicional; el nuevo escenario obligo a virar rápidamente hacia alternativas de comunicación virtuales. Resulta muy difícil imaginar que -superada la crisis- se pueda retornar a la clásica normalidad. Sin dudas el cambio llego para quedarse.