En 2020, COVID-19 obligó a organizaciones de todo el mundo a promulgar formas radicalmente nuevas de trabajar y operar en medio de los impactos humanos y económicos de la pandemia. Las organizaciones tuvieron que responder a una crisis repentina e imprevista cuya naturaleza rápidamente cambiante confundió los esfuerzos para predecir y planificar eventos. La pandemia puso de relieve los escollos de las estrategias que imaginan pasar del punto A al punto B en una ruta estática, y que asumen que uno tiene años, no meses o semanas, para repensar puntos de vista obsoletos y establecer un nuevo conjunto de verdades.