La pandemia ha demostrado que apostar por la investigación en medicamentos es la mejor inversión que pueden hacer los sistemas sanitarios para garantizar el Estado de Bienestar, porque atrae inversión de la industria farmacéutica; contribuye a la cualificación de los profesionales sanitarios, que participan de la vanguardia científica, y multiplica las opciones para los pacientes, puesto que la participación en un ensayo clínico puede ser la única salida para aquellos que no han respondido a los tratamientos disponibles.
Esta lección, hoy ya asumida por todos, era una realidad constatada, y de una forma paradigmática en el caso del cáncer, una patología en tendencia creciente en todo el mundo y con un alto impacto tanto en los sistemas sanitarios como en el entramado social. El diagnóstico temprano y los avances en el tratamiento oncológico -donde se han introducido terapias dirigidas y la medicina personalizada ha ido ganando terreno de forma imparable- han propiciado sustanciales mejoras en la supervivencia de casi todos los tipos de cáncer.